Mi tantra

“…Entonces fue cuando después de revolver la cama, tocamos nuestros sudados cuerpos, alientos perdidos en la oscuridad de mi cuarto; agitadas respiraciones que culminaron en el silencio más bello de todos.
Dos galaxias que chocaron entre pupilas, dos cuerpos entregados, diez dedos entrelazados en el gesto más hermoso de todos.
Perderme entre tus labios, perderme entre tu pecho, entre las constelaciones que llevas en el cuerpo, como si fuese tu viajero galáctico.
Estremecernos con el ir y venir de caricias, inventar colores de tus labios, descubrir que los más cálidos abrazos se dan con las piernas, que el tiempo no es enemigo si no aliado, que dos corazones producen más estrellas que explosiones en el espacio, que dejamos de ser dos, para volvernos uno.
Que comprender que reencontrarnos no es casualidad, si no decreto divino, que tu cabello son mis sabanas, que mi pecho es tu colchón, que tus oídos son mi delirio, y que mi cuello se vuelve el tuyo.
Que amamos a kilómetros de distancia y que sentimos fielmente hasta la más sutil de las caricias, que tu boca es mi adicción, y que desde hace dos mil años no he podido recuperarme, que tenerte entre mis brazos es la bella bendición.
Que te ame y que lo sepas, es algo que no sustituiría por nada, que me ames y que me dejes amarte se ha convertido en mi más grande labor, compartir tu vida y tus alegrías, tus penas y tus enfados, tus sonrisas y desenfrenos…volverme parte de ti, para verte como parte de mi.
y cerrar los ojos encima tuyo…para despertar y ver que no estás aquí…pero que sé, que yo estoy contigo…”