El día de ayer, estaba encaminado sin meta alguna, los sonidos y ruidos de la calle me aturdían un poco, atrás quedó la melodía que teje la urbe con cláxones, motores y merolicos ambulantes.
En realidad el día de ayer me sentía como un ente fuera de este mundo, como si a el universo se le hubiese olvidado mi existencia, como si sol solo iluminara a otros planetas y la tierra quedara en penumbras por un día.
En verdad ayer fue un día extraño; mis pasos eran lentos y respiración agitada, las imágenes en mi cabeza permanecían estáticas, adiós a los mensajes locos e ideas rimbombantes.
En realidad no comprendía que sucedía, era como si me hubiese desconectado del flujo del universo, me pesaban los ojos, me sentía lento, una flojera total.
Un viejo errante que seguía mi camino, me invito la cena, esas mágicas especias combinadas en pan árabe que vuelven loco a mi cerebro aceleraron mi pensamiento como turbina de avión, mis ideas volaron mas allá de lo que hubiese imaginado, mas aun el aroma delicioso y esplendido del sabor de un té amarillo de sobre me elevaron hasta el infinito.
El mundo giraba de nuevo, al compas del reloj de pared del restaurante, el humo del cigarrillo del dueño hacia figuras locas, el pez en el frasco nadaba con sentido…el insecto que caminaba la pared me decía que era hora de salir a respirar y ser parte de nuevo del flujo universal.
que les sea leve ! ॐ
1 comentario:
jajajaja esta bien chido!!! Me gusta ser un viejo errante!!
Publicar un comentario