viernes, 25 de septiembre de 2009

Un cuentO del BaStÖn.



Del día de hoy no hay mucho que contar en verdad; solo una sarta de boberías que vienen a la cabeza de este inútil que le gusta perder el tiempo y gastar luz escribiendo ideas que a veces suenan bonito.
Me tope con un anciano que me comentaba de historias pasadas, viajes y personas varios lugares; congregaciones secretas de la crema de la sociedad, grupos ocultos ajenos y de gran conocimiento… un par de zapatos chatos y sin chiste que intentaban moverse al compas de mi acelerado caminar.
“Te contare una historia compañero “…de esas en las que los pequeños detalles de la vida se vuelven anécdotas curiosas de lo cotidiano, de esas en las que un buen vino te puede apestar el aliento y después bajo la luna y unas cuantas nubes formar una bella imagen o un cuadro eterno en la memoria… de esas en las que un día empieza gris y termina con un par de sonrisas que no iban a tu lado.
Pero te veré después, tal vez y el domingo nuestros caminos s vuelvan a cruzar, salúdame a los tuyos y que tengas buen camino.
¿Y mi historia?- me pregunté-
Más bien apenas empezaba mis pies me ardían un poco, eso de caminar tan seguido a veces lastima , pero pues continué.
Llegue a a una galería mágica en la que las culturas se mezclaron, las visiones se produjeron; entre a la casa de la señora que recolectaba los recuerdos, los troncos viejos en el suelo simulando un paraje hostil, esa mezcla entre lo urbano y natural , esos textos en las paredes que solo te confundían y alegraban u pensamiento; esas composiciones necesarias para crear historias…
-¿te conozco?- exclamo la señora mientras me tomaba del brazo-
mmm… al parecer no -contesté-
Entonces es un gusto haberte conocido…la señora de las mil historias se encamino perdiéndose entre la gente, mientras mi camino era guiado por una taza de té que me esperaba unas cuantas cuadras mas allá.
El viejo me prometió una historia, y la tuve…. Termine mi día con una sonrisa; buenas noticias llegaban a mis oídos, los recuerdos tocaron mi alma y me recosté con una sonrisa y una lagrima en mi almohada.



Que les sea leve
paz!

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